Fernández de Moratín destacó por ser un
hombre inteligente y culto, de carácter introvertido y difícil. Formado en la
cultura francesa y en la estética neoclásica fue un afrancesado, lo cual se
debió, como sucedió con otros ilustrados, a su admiración por lo que Francia
representaba en su época, y porque pensaba que de allí podía venir la
renovación para España y la solución de sus males: el atraso cultural y la
pobreza.
Moratín escribió poesías satíricas y
también otras en los diversos géneros de la lírica clásica: epístolas, odas y
sonetos, romanes. Su producción poética se caracteriza fundamentalmente por la
elegante contención y el equilibrio formal propios del neoclasicismo. Destacan
los poemas: Lección poética , Sátira contra los vicios
introducidos en la poesía castellana , La despedida y Elegía a las musas.
También, se propuso escribir una comedia que respondiera al espíritu de su época, y consiguió llegar a un público bastante amplio siguiendo las normas clásicas. La comedia de Moratín pretende educar a los espectadores; son obras moralizadoras que critican algunas normas sociales, costumbres y comportamientos como los matrimonios de conveniencia. Pero Moratín censura sin dureza, a través de una suave sátira, y su crítica alcanza tanto la actitud de las familias que actúan sólo por interés, como la obediencia de las jóvenes que aceptan casarse con hombres mucho mayores que ellas, a quienes eligen sus padres por su condición económica. Este tema aparece en El viejo y la niña, El Barón y sobre todo en El sí de las niñas, obra en prosa que constituye la culminación del teatro neoclásico. También escribe una sátira del teatro populachero y disparatado del pos barroco en La comedia nueva o El café.
También, se propuso escribir una comedia que respondiera al espíritu de su época, y consiguió llegar a un público bastante amplio siguiendo las normas clásicas. La comedia de Moratín pretende educar a los espectadores; son obras moralizadoras que critican algunas normas sociales, costumbres y comportamientos como los matrimonios de conveniencia. Pero Moratín censura sin dureza, a través de una suave sátira, y su crítica alcanza tanto la actitud de las familias que actúan sólo por interés, como la obediencia de las jóvenes que aceptan casarse con hombres mucho mayores que ellas, a quienes eligen sus padres por su condición económica. Este tema aparece en El viejo y la niña, El Barón y sobre todo en El sí de las niñas, obra en prosa que constituye la culminación del teatro neoclásico. También escribe una sátira del teatro populachero y disparatado del pos barroco en La comedia nueva o El café.
Además, Moratín fue el mejor autor de
teatro del siglo XVIII. Caracterizado por seguir fielmente las reglas del
neoclasicismo, entre ellas las de las tres unidades, con lo que esto supone de
limitación de posibilidades y de dificultad para una mejor aceptación por parte
del público. Su idea, también, de la utilidad del arte, característica del
siglo, hace que los temas se limiten a la crítica de costumbres. Moratín
pretendía, como él mismo expresa, "poner en ridículo los vicios y errores
comunes en la sociedad, y recomendar la verdad y la virtud".